jueves, 25 de septiembre de 2008

Formación Humanista Universitaria, Aproximación Epistemológica Pedagógica”

Formación Humanista Universitaria, Aproximación Epistemológica Pedagógica”

Un nuevo aniversario de la fundación de nuestra Universidad invita a una reflexión acerca de su rol en este momento tan especial de su historia.
Nos interesa indagar en sus discursos fundacionales, en las palabras de quienes hicieron este sueño posible hace ya noventa años, las características particulares que configuran el discurso pedagógicoen el momento de su creación, para compararlo con las demandas actuales y los nuevos roles en esta “sociedad del conocimiento”.
Creemos, con Wilfred Carr, que hay algunas intuiciones filosóficas que nos sirven para comprender el devenir y las configuraciones particulares en las que se fue desarrollando esta alta casa de estudios. La Inclusión o “embeededness”, o la intuición de que es imposible comprender su creación sin la comprensión del contexto social y cultural en que estaba inmersa esta fundación. (Carr., 1998)
Eugenia Valentié, profesora emérita de nuestra Universidad, plantea que se daba en Tucumán un momento favorable para esta creación, ya que era la primera provincia argentina que poseía una industria propia: la industria azucarera y que, a su vez, existía una élite intelectual donde podía germinar un proyecto de Universidad. (Valentié, 2004)
Había, en consonancia, una voluntad política de apoyar esta fundación. Esto se explicita en palabras de Don Ernesto Padilla, gobernador de la provincia, que concebíaen su discurso a la Universidad como:
“...exponente de una vida social que ha logrado consolidar un rico emporio fabril y comercial en el corazón de la zona subtropical y mediterránea de la República”.,“...respondiendo a una necesidad del presente de la vida nacional”.(Padilla, 1914)
Se afirma la importancia de esta creación cultural como un polo de desarrollo regional.En su discurso inaugural, el Dr. Juan B. Terán, primer Rector de la Universidad de Tucumán (provincial en ese momento), vinculaba a la misma con estas atribuciones de sentido:
“...punto de partida de una evolución indefinida.”; “...fórmula deprogreso natural.”; “...hija de un sociedad determinada”; “...síntesis de su historia” e “...intérprete de su futuro”. (Terán, 1914)
Podemos inferir entonces una representación/interpretación acerca de la Universidad que propone una configuración de “lo educativo” vinculada a dar respuestas a las necesidades de desarrollo económico de la región. Encontramos “huellas” de una concepción positivista de la ciencia yde la historia, donde las sociedades tienden a un progreso ilimitado, fruto del avance de las ciencias y la tecnología, que garantizael conocimiento riguroso y condiciones de vida más dignas para su población: Dice al respecto “el camino de las ciencias positivas es infinito, su contribución al bienestar y al dominio del hombre sobre la naturaleza cada vez más segura y más honda”. (Terán, J. B. 1914)
Se explicita el perfil original de esta fundación, que no resulta una copia de las ya existentes. Terán discrepa abiertamente en su discurso con el modelo tradicional de la Universidad de Córdoba, a la que vincula con la enseñanza “del trivium y del cuadrivium medievales”, y de la que intenta diferenciarse claramente, ya que, aún con su trayectoria y prestigio, parecieraabsolutamente extemporánea e inadecuada a las exigencias del país en esos años.
Es por ello que la Universidad debe nutrirse de las necesidades y posibilidades derivadas del conocimiento de esta tierra, “que aspira a estudiar verdades concretas de un suelo ignorado”; ”a cooperar a la realización del destino económico de una vasta región”; “organizar su riqueza y darle desenvolvimiento”. (Terán, 1914)
Se advierte en estas palabras la visión de Terán sobre la legitimidad de esta creación que responde a investigar acerca de lo propio de la región, a contextualizar los conocimientos producidos para que pudieran tener una aplicación inmediata en beneficio de la sociedad entera. Esto constituiría un valiosísimo y novedoso aporte, que convertiría a Tucumán en un centro generador de talentos, en una escuela de dirigentes, en un semillero de investigadores.
Asimismo, concibe a la Universidad, como foco que convoca a la juventudde la región, evitandoel desarraigo de quienes pueden engrandecer los destinos de la provincia. Se persigue con claridad el objetivo de formar a una clase dirigente comprometida moralmente para luchar por el bien común. “Que busca esclarecer, dar altura y fuerza a la mayoría para que ella dirija no por su número sino por la disciplina inteligente de su espíritu.” (Terán, 1914)
Nace con un lema que inspira su acción pedagógica: Pedes in terra ad sidera visus: los pies en la tierra y la mirada hacia el cielo. Esta conjunción implica una dinámica entre lo material y lo trascendente, entre la ciencia, la filosofía y el arte. Supone unarraigo en la compleja realidad, enriquecido con una mirada humanista que abarca al hombre en su integridad.
Este lema se muestra en consonancia con la idea misma de Universitas y su raíz etimológica: lo uno o, como plantea Terán, “la sugestión de la unidad esencial de sus verdades”, y lodiverso, o, en sus palabras “la sugestión de la solidaridad de todas las ciencias”.
Al amparo de este lema fue creciendo y diversificándose la oferta académica de nuestra Universidad. Crecimiento que no fue lineal y sostenido, a diferencia de lo que imaginaron sus fundadores, sino que estuvo inmerso en las vicisitudes políticas, económicas, sociales, culturales que afectaron a nuestra provincia y a nuestro país, con periodos de esplendor y de decadencia.
Crecimiento atravesado por diferentes paradigmas, crisis, revoluciones científicas, que introdujeron profundos cambios en la vida cotidiana en las aulas, en las formas de investigar y en las tareas de extensión al medio que tanto desvelaron a sus artífices.
Se plantean en la actualidad rupturas respecto a las formas de la Modernidad de pensar el mundo, producirlo y organizarlo y, más en particular, la forma de pensar, producir y organizar la educación. (Terrén, 1999)
En palabras de Giddens (1993) podría describirse como la transición de una “cultura de certidumbre” a una “cultura de incertidumbre”. Analizando las repercusiones de esta transición sobre el discurso pedagógico actual, se advierte el problema de la deslegitimación de las instituciones.
Todo esto muestra claramente que la Universidad no puede sustraerse de los cambios que se producen en el medio pero su rol no es pasivo, resulta también una productora de conocimientos que transformanprofundamente a la sociedad en su conjunto.
En la actualidad, nuestra Universidad se encuentra ante el desafío de las nuevas exigencias de un mundo globalizado tales como la necesidad de ofrecer una formación que se adapte a las actuales demandas de empleo, la utilización de nuevas tecnologías para optimizar esfuerzos docentes y la generación de nuevas formas de relación interinstitucional ( como la educación a distancia o las redes virtuales); la necesidad de situarse en el contexto de competitividad social a partir de las exigencias de calidad, de optimización de la gestión utilizando racionalmente recursos escasos, así como devenir en centro de desarrollo localy regional.
A estas exigencias, se suman los cambios producidos en las concepciones epistemológicas que conciben al conocimientodesde el “paradigma de la complejidad”, en permanente construcción, provisorio, sujeto a revisión. El conocimiento ya no es considerado como algo estable acabado y cerrado. En consonancia con estos cambios la idea de formación también ha variado. Los conocimientosacadémicos de la enseñanza universitaria ya no son suficientes para el ejercicio profesional, hoy se plantea una formación a lo largo de la vida, la necesidad de capacitación continua y de especialización.
El discurso pedagógico se configura hoy como una construcción que, en tanto forma parte del tejido social, se presenta como terreno donde se proponen modelos de identificación y se constituyen subjetividades en un juego infinito de diferencias (Giroux,1995) Podemos decir entonces, que el discurso pedagógico puede definirse como una constelación de significaciones compartidas que organizan las identidades sociales. Es por ello que, nuestro compromiso para pensar “nuevos mundos posibles” más justos y solidarios, debe ser una preocupación constante de quienes damos vida con nuestras prácticas a esta alta casa de estudios.
En este marco, adquiere un papel protagónico la actividad del alumno, en la búsqueda de la comprensión de las estructuras propias de las disciplinas, la tarea de enseñanza concebida como inducción al conocimiento, que promueve la discusión y el debate de ideas, la investigación, de modo de alcanzar un aprendizaje con crecientes niveles de complejidad y autonomía.
Ante estos cambios y nuevos desafíos, la Universidad no puede soslayar una serie de dificultades que obstaculizan sus posibilidades de afrontar las demandas actuales. Si bien alo largo de los años nuestra Universidad ha ido concretando muchos de sus mandatos fundacionales, convirtiéndose en un ámbito privilegiado de producción de conocimientos, de investigación y de servicios al medio, se encuentran algunas cuestiones pendientes:
Entre ellas, la creciente población estudiantil que aspira a ingresar a la Universidad, que, a su vez, no puede responder eficazmente a esta demanda por falta de recursos económicos. Se hace necesario entonces, repensar en la problemática de la inclusión – exclusión.
En consonancia con esta situación, se torna imprescindible explicitar el compromiso y defender la generación de políticas de Estado que garanticen condiciones de calidad en la Educación Superior. Calidad entendida en términos de la jerarquización, capacitación y reivindicación de la función de los docentes así como la posibilidad de contar con recursos materiales indispensables, necesarios y suficientes para el desempeño de tareas de formación, investigación y extensión universitaria.
Creemos de este modo, que sería enriquecedor hallar vías de encuentro entre la Universidad que proyectaron sus mentores, y la que creemos podría responder a las demandas actuales. Es necesario revisar sus deudas y cuestiones pendientes, así como también ayudar a reinstalar en el imaginario de nuestra sociedadaquellas ideas vertebradoras que arraigaban la Universidad al conocimiento y al crecimiento de su comunidad.
Estaríamos así ante la posibilidad de recrear su “contrato fundacional”, reavivando aquel compromiso moral, aquel entusiasmo por la educación como herramienta de enriquecimiento individual y social, local y regional. La invitación está hecha...

3 comentarios:

brendamany dijo...

tu tema esta muy bien redactado.

por que habla de como las universade deben de nutrirse de las necesidades y posibilidades derivadas del conocimiento de esta tierra, “que aspira a estudiar verdades concretas de un suelo ignorado”; ”a cooperar a la realización del destino económico de una vasta región”; “organizar su riqueza y darle desenvolvimiento”.

Belen dijo...

Hola de new!!.

Pues muy interesante ya que nos dice como las universidades deben de generar mas infomación para una educación mas completa

blanca dijo...

Angeles tu tema me agrado, sinceramente, nos hablas de las universidades y de como deben de estar elaboradas, y tambien como podemos colaborar para que nos agraden como estudiantes.